¿Por qué y para que modelar la Memoria Histórica como herramienta de Transformación?
“Al Perú nadie lo detiene…” es la visión oficial que promueven las élites que controlan el poder en el Perú de hoy. Toledo, Garcia y Humala hoy, nos venden la idea de que "si seguimos creciendo al mismo ritmo, pronto seremos un país del primer mundo”. Como afirma Jaime de Althaus en “La revolución capitalista en el Perú”, todos quieren ser emprendedores, empresarios exportadores…Y en efecto, el sentido común dominante a través de los medios de comunicación, nos presenta un horizonte de posibilidades determinadas por la mercantilización de la vida social, impulsada por el lucro, la ganancia y el consumo. Los centros comerciales llenos de gente, son los indicadores de esa “visión de progreso” instalada en el sentido común del limeño (y peruano) de hoy: Poseer, comprar, consumir.
Pero la realidad sigue estando allí a pesar del ocultamiento, la negación y la tergiversación en la que están empeñados los medios de comunicación: Ha crecido el empleo y las fuentes de ingreso, pero poco o nada se dice sobre las condiciones precarias de esos empleos ni de sus fuentes de financiamiento o campo de operaciones. Lo que si es evidente es que los reclamos y conflictos sociales se han multiplicado; y junto con ello, la inseguridad, la delincuencia, la corrupción y las múltiples adicciones –no solo a las drogas sino a los video juegos, etc.— que se levantan como síntomas de una enfermedad que ha tomado control de todo el cuerpo social de la nación. “El Perú es una inmensa llaga, donde se pone el dedo brota la pus…” lo había dicho ya, Manuel Gonzales Prada, en pleno auge de “La república aristocrática” a principios del siglo XX; y cien años después, seguimos en lo mismo: El evangelio del progreso, predicado con la política de “el palo y la zanahoria, para que camine el burro”, sigue siendo el mismo desde que se proclamó la independencia hace ya casi 200 años; y no se diferencia mucho, de la primera evangelización que en realidad se llamó EXTIRPACION DE IDOLATRIAS, que fue el sustento ideológico de la imposición colonial, que proclamaba la superioridad de lo europeo sobre lo andino; solo que ahora no es el dios cristiano sino el dios mercado.
La élite dominante --con el premio nobel como vocero-- han manifestado siempre su visión de nuestro pasado prehispánico como algo folclórico, interesante solo para exhibirlo en los museos que generan negocios e ingresos por el turismo. Utopía arcaica, le llaman. La cultura como mercancía requiere de inversionistas. Como los conquistadores de entonces, no ven la naturaleza sino el oro; no ven la cultura sino el lucro y la ganancia. Nos dicen que sus inversiones nos van a sacar de la pobreza; que somos ignorantes al rechazar sus inversiones porque no queremos el progreso. Los Caxamarca que se oponen a Conga hoy, como los Awajún en el caso de Bagua, o cualquier pueblo que se oponga a las inversiones extractivistas, son considerados como ignorantes y enemigos del progreso. ¿A qué progreso se refieren?¿Que ha dejado la minería en el Perú –al menos en los últimos cien años--, ¿que ha dejado la Cerro de Pasco Cooper Corporation, en la Oroya y el rio Mantaro, por ejemplo?
La élite dominante --con el premio nobel como vocero-- han manifestado siempre su visión de nuestro pasado prehispánico como algo folclórico, interesante solo para exhibirlo en los museos que generan negocios e ingresos por el turismo. Utopía arcaica, le llaman. La cultura como mercancía requiere de inversionistas. Como los conquistadores de entonces, no ven la naturaleza sino el oro; no ven la cultura sino el lucro y la ganancia. Nos dicen que sus inversiones nos van a sacar de la pobreza; que somos ignorantes al rechazar sus inversiones porque no queremos el progreso. Los Caxamarca que se oponen a Conga hoy, como los Awajún en el caso de Bagua, o cualquier pueblo que se oponga a las inversiones extractivistas, son considerados como ignorantes y enemigos del progreso. ¿A qué progreso se refieren?¿Que ha dejado la minería en el Perú –al menos en los últimos cien años--, ¿que ha dejado la Cerro de Pasco Cooper Corporation, en la Oroya y el rio Mantaro, por ejemplo?
Esa memoria ha sido borrada de nuestra mente. Ese lavado cerebral comenzó con la evangelización (Extirpación de idolatrías) luego de la destrucción de las bases materiales de la cultura andina y de la eliminación física de los portadores de esos conocimientos, los Amautas; científicos e ingenieros andinos, que hicieron posible esas formidables obras estructurales, hidráulicas, arquitectónicas, acústicas, agrícolas, de transporte y comunicación, de ordenamiento territorial, de logística y abastecimiento, artísticas y estéticas, entre tantas otras, todo ello en perfecto equilibrio y armonía con el medio ambiente y la naturaleza, sin la necesidad de “destruir para crear” (externalidades o daños colaterales) como nos enseña ahora el conocimiento occidental.
Es esa memoria que necesitamos recuperar, apoyándonos en su valores: COOPERACION, RECIPPROCIDAD, COMPLEMENTARIEDAD, para construir otra visión alternativa, ese horizonte de futuro que necesitamos para saber hacia dónde nos dirigimos cada vez que damos una batalla contra las fuerzas del capital.
El profesor Aníbal Quijano dice que: “Este es un país con una historia extensa e intensa, extraña y trágica…” Extensa porque tiene no menos de 20,000 años de historia. Intensa, por los muchos momentos de transición y puntos de bifurcación que ha atravesado; Extraña, porque en los últimos 200 años de vida republicana y supuestamente independiente –con excepción de la guerra con Chile— cedió gratuitamente gran parte de su territorio a los países vecinos (Brasil y Colombia) en una clara demostración de que esa élite gobernante (heredera de los encomenderos) nunca tuvo vocación “nacional” ni interés por el territorio y mucho menos por la “población indígena” considerada por ellos como “raza inferior” a quienes había que “controlar”, “civilizar”, “cristianizar”. Y es trágica porque sus esperanzas han sido repetidamente traicionadas por aquellos que levantaron las banderas de la nación pero que, una vez en el control del estado, se sometieron a los que siempre han detentado el poder. Y no es solamente el actual presidente, lo fue el APRA y también un gran sector de la izquierda, creyente del progreso y desarrollo infinito de las fuerzas productivas, sin considerar que la naturaleza impone límites y que aquí, antes de la modernidad colonial europea, hubo proyectos de mundo, distintos y tal vez mejores a los que conocemos.
La idea de “raza” es la que subyace en la dominación impuesta desde la conquista y que explica cómo, pese a haber concluido el periodo “colonial” con la proclamación de la independencia en 1821, sus efectos persisten hasta el presente. Este fenómeno ha sido definido como COLONIALIDAD, y explica porque las élites gobernantes, las clases medias profesionales y amplios sectores populares, siguen creyendo hasta hoy, que lo extranjero (europeo, usamericano o japonés) es mejor o superior que lo nuestro. Esa visión impide reconocer que hay otros saberes y otras formas de acceder al conocimiento distintas del modelo académico escolástico occidental. Esta colonialidad afecta también al ser individual de una manera dramática, desintegrándolo y enfrentándolo con su propia naturaleza y entorno, haciendo que desee ser algo que no se es.
Es por ello que, Asociación POR LA VIDA, se propone una tarea de largo alcance, considerando que hemos ingresado –a nivel planetario— en un proceso de transición hacia otro modo de vida que marca el fin de la modernidad y sus promesas (humanismo, identidad nacional, bienestar social, pleno empleo, etc), que nos obligan a mirar en una dirección distinta a las hasta hoy conocidas, para orientar las luchas de resistencia a este nuevo orden mundial que “los mercados” (capital internacional imperialista) pretenden imponernos. El poder tecnológico y militar del enemigo aparece como invencible. Cambiar su sentido común, aparece como algo imposible. La idea de que las inversiones y los inversionistas son necesarias, es parte del sentido común dominante, que es imposible prescindir de ellos.
Sin embargo, LO IMPOSIBLE OCURRE. Todas aquellas posibilidades que hasta hoy parecen improbables de triunfar, van a persistir en tanto haya gentes capaces de ser portadoras de la esperanza. En esa persistencia que es la razón de nuestra vida, reside la posibilidad de alcanzar nuestros sueños a través de un largo proceso de metamorfosis, de revoluciones moleculares que vayan cambiando todos y cada uno de los procesos vitales cotidianos. Persistir hasta que lo imposible se haga realidad. Esa es la tarea.
Lima, 03 de junio del 2012