martes, 18 de febrero de 2014

CAMBIO CLIMATICO, CONSUMISMO Y BUEN VIVIR

CAMBIO CLIMÁTICO, CONSUMISMO Y BUEN VIVIR

El presente año 2014 ha sido designado oficialmente por el Estado peruano como “Año de la industria responsable y del compromiso climático”. Será pues, un período cargado de eventos pero sobre todo, de definiciones sobre el tema, tanto en las acciones que se dispongan como en las que se omitan o se posterguen.
¿Qué es una “industria responsable”?¿Qué significa “compromiso climático”? 
El cambio climático es un problema mundial que involucra todos los ámbitos de nuestra existencia  y está  vinculado al modo de vida vigente desde el inicio de la modernidad colonial, que ha desembocado en una cultura individualista, consumista, competitiva y predadora, apoyada en una matriz energética no renovable, destructiva y responsable de la mayor emisión de gases de efecto invernadero (GEI). 
Pero el cambio climático no es solo un tema de preocupación global. Es también la oportunidad que han encontrado los conquistadores de hoy, el nuevo “Dorado” que pretenden colonizar con el argumento de equilibrar las emisiones industriales de GEI con la capacidad de absorción de carbono que tiene la madre tierra, promoviendo la formación de un nuevo mercado financiero (sumideros de carbono) que reproduce y profundiza las viejas formas de dominación colonial moderna[1].
Lo que se busca es imponer soluciones diseñadas desde un punto de  vista  excluyente,que dificulta la comprensión del problema y la necesidad de concordar alternativas de control y mitigación que atiendan a las necesidades básicas de la población, sin privilegios ni exclusiones. Por esta razón el problema es confinado a un espacio sectorial desconectado de la realidad total y encapsulado en un lenguaje de especialistas dificultando la participación ciudadana en la elaboración de propuestas con soluciones integradoras e inclusivas.
El impacto del cambio climático será tan devastador que afectará la vida de millones de personas en todo el mundo. El ecosistema andino amazónico, por su posición geográfica y su peculiar configuración territorial, posee 28 de los 32 climas que existen en la tierra, que lo convierte en una de las zonas más vulnerables a los efectos del cambio climático[2]. La realidad es que no existen industrias limpias (responsables) en la medida en que los daños mayores y sus secuelas de largo plazo siguen siendo considerados por la teoría económica vigente, como “externalidades"[3] que no entran en la contabilidad de costos de las actividades industriales. Lo cierto es que,profesando una ciega tecnolatría, la civilización se encuentra en transición hacia una “artificialeza”, de la mano con la automatización y robotización de los procesos productivos y de servicios, sacrificando el futuro de la inmensa mayoría de personas que se quedarían fuera del “nuevo orden mundial” hacia el que avanza la actual civilización. Este es el verdadero nudo del problema.
El cambio climático es un proceso en marcha inducido por el incremento descontrolado en la emisión de GEI que son un residuo de las actividades industriales, emisiones que han sido consideradas siempre como una “externalidad” ajena a los costos operativos de toda inversión. Es decir, que nunca nadie ha pagado nada por el daño causado al medio ambiente que afecta a toda la humanidad, a pesar del beneficio privado obtenido con dichas actividades.
El incesante desarrollo de la ciencia y tecnología, permitió elgran paso de la revolución industrial, que fue el momento en que se inicia la emisión descontrolada de GEI. Pero ha sido la segunda mitad del pasado siglo con las llamadas “sociedades de bienestar” y el “modo americano de vida” con el automóvil y los electrodomésticos, el consumismo desaforado y la dilapidación de energía, cuando se encienden las señales de alarma[4].
Al ser advertido el problema del cambio climático, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) crearon el Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en 1988, cuya función consiste en analizar de forma exhaustiva toda la información relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático, sus posibles repercusiones y las posibilidades de adaptación y atenuación del mismo, elaborando metodologías de control de los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero.
En diciembre del año 1997, el IPCC reunido en Kyoto, propuso un Protocolo de Control sobre las emisiones de GEI, más conocido como Protocolo de Kyoto[5], con la finalidad de reducir la emisión de seis de estos gases, de manera que, al final del 2012, estas emisiones se redujeran a nivel global en un 5% con relación al total emitido el año 1990. Los principales emisores de este período, China y los Estados Unidos, se negaron a suscribir dicho protocolo. Las razones que subyacen bajo esas negativas, nos permite entender la génesis del problema y los riesgos implicados en el cambio climático. Estados Unidos acusa a China de ser, actualmente, el mayor emisor de GEI. Por su parte, China acusa a los Estados Unidos de ser, históricamente, el mayor responsable de las emisiones de GEI.
El hecho real es que, el período posterior a la propuesta del Protocolo de Kyoto ha tenido los años más cálidos en los registros instrumentales de la temperatura de la superficie mundial desde 1850[6]. Las proyecciones lineales del incremento de la temperatura global promedio no están considerando la complejidad con que interactúa el clima, que es la mayor amenaza a las formas de vida sobre el planeta.
Sin diálogo ni voluntad  transparente, el incremento de las emisiones de GEI al ritmo de la feroz competencia por los recursos y los mercados, nos deja totalmente vulnerables ante los efectos del cambio climático. Estando así las cosas, sin posibilidad de entendimiento entre quienes conducen la “locomotora del progreso”, lo más probable es que el peor de los escenarios posibles se haga realidad.
Hablar seriamente de "industria responsable" implica poner en discusión ideas que hasta hoy se tienen como dogmas sagrados: "libre mercado",  "libre competencia", “el lucro como fin”,“la sobrevivencia del mejor”, “el homo economicus”, entre otras.
Hablar de "compromiso climático" implica proteger las fuentes de vida (agua, aire, bosque, paisajes, etc), la biodiversidad y la vida misma,mediante la restricción y control de las actividades que las afectan, sancionando a sus responsables. 
El último reporte del IPCC[7] (27Sep2013) afirma que: “Las emisiones acumuladas de CO2 determinarán en gran medida el calentamiento medio global en superficie a finales del siglo XXI y posteriormente. La mayoría de los aspectos del cambio climático perdurarán durante muchos siglos, incluso aunque pararan las emisiones de CO2, lo que supone una notable seguridad de cambio climático durante varios siglos debido a las emisiones de CO2 pasadas, presentes y futuras.”, confirmando que el actual proceso de cambio climático no tiene precedentes y que el hombre es el responsable de este cambio.
Ciertamente que son las actividades humanas y no, fenómenos naturales, los responsables del actual proceso de cambio climático; pero es necesario precisar que la categoría “hombre”, así en general, no es responsable del problema. Son ciertos hombres que han actuado y actúan, en determinadas condiciones, quienes promueven y se benefician de actividades quegeneran residuos cuya emisiónafecta al conjunto de la humanidad. La ideología del desarrollo y del individualismo consumista predador, son los motores de este proceso de cambio climático que viene a ser el resultado final del metabolismo urbano-industrial alimentado por la ilusión consumista.
Esta precisión necesaria nos permite aplicar el concepto de “Deuda Ecológica” de la mano con los postulados de la “Ecología profunda”, para cuestionarnos los dogmas del pensamiento dominante actual.
¿Qué es la Ecología Profunda[8]
La Ecología Profunda replantea la relación del hombre con la naturaleza, con su entorno ambiental, con sus semejantes y consigo mismo; se diferencia de la “ecología superficial” en cuanto rechaza el predominio del hombre sobre la naturaleza y el supuesto mandato de someterla para ponerla a su servicio. Asimismo, rechaza también el llamado “ecofascismo” que pretende imponer compulsivamente supuestas medidas de control sin considerar las asimetrías históricas que existen hasta hoy.
Más que una teoría, la Ecología Profunda se constituye en un conjunto de preguntas y propuestas perfectibles que atiendan a la necesidad de detener la “locomotora desbocada” del “progreso” basada en las ideas de “competitividad”, “excelencia”, “meritocracia”, que solo son rótulos mal disimulados de las viejas tesis de  “supervivencia del mejor”, “pueblo elegido” o “raza superior”.
¿Qué es la Deuda Ecológica[9]?
Es la deuda contraída por los países industrializados con los demás países, originado en el hecho colonial y que persiste hasta el presente, con la extracción a bajo costo de los llamados recursos naturales, el daño ambiental que esas inversiones dejan en los territorios explotados,  así como la utilización del espacio ambiental global para depositar los residuos de su metabolismo industrial.
El concepto de deuda ecológica busca “internalizar” los impactos ambientales y sociales que la actual teoría económica los considera como “externalidades” fuera de todo control. Sin embargo, por sus resultados, esos impactos presentan hoy características económicas, sociales y medioambientales, que los hacen perfectamente objetivables. Es necesario añadir que dentro de los impactos ambientales está la salud mental de las personas y los modelos de conducta[10] que se derivan como consecuencia del hecho colonial expresados en oportunidades negadas, aculturamiento y pérdida de identidad.
Nuestras tareas
Las estadísticas oficiales sobre los pasivos ambientales en el Perú adolecen del mismo problema que afecta al conjunto del estado: Solo cuenta la información oficialmente declarada[11]. Lo que no se declara no existe. Y no es casualidad que los inversionistas omitan declarar los daños más significativos así como que la mirada de los inspectores del estado adolece de una miopía congénita que les impide ver lo que todo el mundo ve.
Lo primero que se requiere es contar con información actualizada, cuantificada y valorizada de los daños ambientales totales existentes en el territorio nacional y los modos en que afecta a su población,a la biodiversidad y a la vida en general.
Nos hace falta un modo de pensar alternativo que desafíe el sentido común dominante y pueda construir la visión de ese otro nuevo mundo posible, distinto y distante de este mundo actual que marcha aceleradamente hacia su autodestrucción. Ese otro “Horizonte de sentido” está allí, lo ha estado siempre en las culturas ancestrales y en especial, en nuestro mundo andino; fluye con laincesantebúsqueda de alternativas que la humanidad ha ido forjando en su lucha por la vida.
ElSumacKawsay o Buen Vivir[12], herencia de la civilización andina, nos propone reorganizar nuestra existencia social, preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de materia y energía en la biosfera y protegiendo las expresiones de vida en comunidad.
¿Cómo insertar estas tareas en el presente?
Necesitamos generar conocimiento orientado hacia soluciones prácticas de problemas concretosque afectan a cada comunidad de manera específica, mediante intervenciones a nivel molecular, dentro de las comunidades educativas, con un criterio de “escuelas abiertas” y un programa que de manera general, podría tener las siguientes líneas de trabajo:
1) Recuperación de la Memoria Histórica,
2) Reconciliar al hombre con la naturaleza,
3) Producir nuestras condiciones de existencia, y
4) Reorganizar la gestión de la vida cotidiana.

Existe una propuesta de amplia convocatoria que, desde el campo de la psicología ambiental se dirige a todos los profesionales y especialistas de los distintos ámbitos del conocimiento y la práctica científica, liderada el Mg. P. R. Aco Cataldo[13] quién, con su “Teoría de los Modelos de Conocimiento y  Acción sobre la Realidad y sus Resultados” propone dar cuenta de la realidad del daño ambiental y sus oportunidades de reversión partiendo de las potencialidades internas de la misma comunidad afectada.
Invitamos a los docentes a reflexionar sobre esta propuesta, promoviendo su reflexión y materialización.

Lima, 28 de enero del 2014

Luis Real Flores



[1]Ver: “Mercados de carbono: La neo liberalización del clima”, Larry Lohmann, Ed. AbyaYala, Quito-Ecuador, 2012
[2]Ver: Proyecto de "Adaptación al Impacto del Retroceso Acelerado de Glaciares en los Andes Tropicales - PRAA"-Instituto Geofísico del Perú. ANDESPLUS-PERU. (http://www.met.igp.gob.pe/proyectos/andesplus/)
[3]Ver: Guía para decisores: Análisis económico de externalidades ambientales. Gonzalo Delacámara. CEPAL 2008.
[4] Ver: “Los límites del crecimiento: Informe al Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad”, Meadows, D.H.; Meadows, D.L.; Randers, J; Behrens, W. (1972).
[5] Ver: PROTOCOLO DE KYOTO DE LA CONVENCION MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO  CLIMATICO.
[6] Ver: “Los cambios observados en el clima y sus efectos”,  IPCC – Informe de síntesis, 2007, http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/syr/es/spms1.html
[7] “Afirmaciones principales del Resumen para Responsables de Políticas” del IPCC – 27Sep2013. https://www.ipcc.ch/news_and_events/docs/ar5/ar5_wg1_headlines_es.pdf
[8] Ver: “Ecología profunda y Educación”, Memoria presentada para optar el grado de doctor por Margarita García Notario, por la Universidad Complutense de Madrid, 2005.
[9] Ver: “La deuda Ecológica”, Joan Martinez Alier, Icaria editorial, Madrid 2003.
[10] Ver: P. R. Aco C.
[11] Ver: P.R. Aco C.
[12] Ver: Atahualpa Oviedo, Quito-Ecuador
[13] Ver: Convocatoria