INSEGURIDAD Y MIEDO
Los
vientos de crisis que soplan sobre el escenario global y el desborde
delincuencial que aquí amenaza la seguridad de las personas, hacen propicio el
retorno de la lógica del terror, amparada en la amnesia proverbial de los peruanos.
Con ella, el miedo se convierte en un eficaz instrumento de manipulación y
control, que paraliza a los ciudadanos dificultándoles ver la descomposición social[1] y el laberinto sombrío en
el que nos encontramos atrapados.
Las
estadísticas[2]
muestran que la delincuencia ha crecido en relación directa con el crecimiento
económico habido desde la última década del pasado siglo; pero
también evidencian que la vinculación entre delincuencia y poder no es un hecho
reciente, tal como lo muestra el trabajo del historiador de la economía, Alfonso W. Quiroz[3].
La corrupción, el abuso y el crimen vinieron inscritos en el ADN de los encomenderos
cristianos europeos que fundaron el Perú bajo el signo de la codicia.
La visión fragmentada de la realidad presenta los hechos
desvinculados de la totalidad que conforma la existencia social de los
peruanos, permitiendo su distorsión y
manipulación.
Esa visión fragmentada de la realidad podemos encontrarla
en la conflictividad latente debajo de la idea del “progreso”, cuyos proyectos
ocultan tanto la destrucción ambiental y del patrimonio cultural como la
degradación de las condiciones de vida de las poblaciones que habitan en el
entorno de los yacimientos o espacios codiciados. La magnitud de este daño no
se hace visible debido a la ceguera causada por el mito de que “el Perú es un mendigo sentado en un banco de
oro”, que sigue siendo el sentido común dominante que nutre esa idea del “progreso”.
La incertidumbre vital, resultante de la
precarización de las condiciones de existencia (trabajo, educación, salud, etc)que
multiplica los riesgos y reduce las protecciones, es presentada como una
“oportunidad” para el triunfo de los individuos competitivos, capaces de
alcanzar el éxito a cualquier precio. La fiebre del “emprendedurismo” puede dar
fe de ello.
La mercantilización del tiempo libre, que expropia
los tiempos compartidos de los afectos, de los cuidados, de la vida familiar, erosionando
la calidad de vida cuyo deterioro crece conforme crecen las aspiraciones de
consumo y de mayor ingreso, conformando una espiral destructiva del entorno
ambiental. Convergiendo con la reducción del tiempo familiar compartido, está
el incremento de la densidad poblacional en el espacio físico de las viviendas;
la desaparición de los espacios públicos de recreación y la proliferación de
centros comerciales, que van de la mano con el incremento de sumideros
conductuales (adicciones, pederastia, feminicidio, entre otros).
Si el
futuro es hoy, este es el futuro al que nos ha traído esa idea del “progreso”
impuesta bajo la lógica del capital. Nos interesa el futuro, porque es allí
donde van a vivir nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Creemos
necesario modificar radicalmente este presente, disipando temores y despejando
el horizonte para construir un futuro diferente.
El miedo y
la angustia crecen allí donde la precariedad y la incertidumbre son el pan de
cada día[4]. Sin un ingreso que
permita una calidad de vida acorde con nuestra dignidad humana, el miedo
inducido cumple su función de ablandar resistencias y someter la voluntad de
las personas. El miedo es un reflejo natural con el que los seres humanos reaccionan ante situaciones de riesgo. En un
individuo sano, el miedo puede ser un catalizador de sus potencialidades y la eficacia
de su respuesta será mayor en la medida en que sea capaz de actuar
cooperativamente con quienes se encuentran en condiciones semejantes[5]. Sin embargo, nuestra
realidad ambiental cotidiana dista mucho de reunir las condiciones mínimas de
salubridad. Según la Organización
Mundial de la Salud, la salud mental es “un estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera
y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.”[6].
El actual
paradigma de competitividad, excelencia
y meritocracia forma predadores solitarios capaces de vender hasta su alma por
lograr la ganancia inmediata, tener éxito y aparentar lo que no son. Esta
“cultura logrera” , impuesta con una infraestructura educativa miserable,
programas de estudios recortados y docentes en la más absoluta precariedad -en
un país racista y excluyente- viene
mostrando sus resultados en la proliferación de pandillas, sicarios, traficantes
de todo tipo y corrupción a todo nivel, que en palabras del Dr. Andrés Zevallos[7], prestigioso psiquiatra,
configuran una epidemia de salud mental.
Las
soluciones de “mano dura” reflejan la incapacidad del Estado peruano para conducir
la formación de las futuras generaciones con vocación democrática e identidad nacional. El
Bicentenario de la república encontrará la educación nacional con un número muy
reducido de instituciones educativas que cumplen con los estándares internacionales
y una inmensa mayoría atrapada entre el espanto de sus carencias y las
ilusiones de la publicidad.
Para salir
de este laberinto necesitamos aprender a orientarnos a partir de la recuperación de nuestra Memoria
Histórica, para reconocer que esto no siempre fue así, que no todo está perdido
y que de nosotros mismos depende remontar esta situación.
En las próximas
ediciones de TARPUY, iremos discutiendo las siguientes cuestiones: ¿Qué es el
Perú? ¿Existe el Perú como Nación? ¿Es el Perú Chicha una alternativa consistente
y viable frente al Perú criollo colonial? ¿Hasta cuándo
persistirá la herencia del primer Gonzalo?
Calixto
Garmendia
Lima, marzo
2016
[1] SOCIEDAD DESCOMPUESTA, Francisco Durand, 04/09/2015,
Semanario “Hildebrandt en sus trece”
[3] “La historia de la corrupción en el Perú”, Alfonso W.
Quiroz, IEP, 2013
[4] LAS AMARRAS DE LA ANGUSTIA, Aracelly Fuentes, 08/10/2014, http://divaneos.com/las-amarras-de-la-angustia/
[5] EL MIEDO COMO INSTRUMENTO DE PRESION, Xabier F. Coronado, http://www.jornada.unam.mx/2011/10/30/sem-xabier.html
[7] DEFENDIENDO LA SALUD MENTAL http://andreszevallos.blogspot.pe/2015/09/la-historia-de-descomposicion-de-la.html